Cuando pensamos en la Libertad, suelen venirnos a la cabeza aquellas cosas que no somos capaces de hacer, pero desde una perspectiva materialista. Lo que en el fondo deseamos, pero no podemos hacer. Este es el tipo es cautividad a la que estamos adheridos. Algunas personas más “espirituales”, piensan en la libertad, como en una forma de disociarse de las ataduras diarias, tales como el trabajo, la familia, etc… Pero esta es la forma más Epicúrea de ver la libertad: Libertad ante el dolor. Considerando que cualquier cosa más allá de campar a nuestras anchas, podría llevarnos al dolor.
Para la filosofía Cínica, ninguna de estas definición tiene sentido. Solo existe una libertad: la libertad del alma. La libertad del alma puede ser alcanzada en cualquier contexto: esencialmente uno puede ser un esclavo bajo la visión cultural predominante, pero realmente puede ser libre.
¿Qué es la libertad del alma?
La libertad del alma es percibida de manera correlativa a aquello que nos limita por causa de una pasión. Entendemos como pasiones, aquello que evitamos emocionalmente, o que perseguimos alcanzar a nivel emocional. Por ejemplo, el miedo o la angustia son pasiones evitativas, mientras que, la necesidad y el placer, son emociones deseables.
Cualquier cosa que se haga motivada por las pasiones (tanto si son perseguidas o evadidas), es esencialmente aquello que priva al alma de la libertad. Generalmente, las cosas más comunes suelen ser restrcciones.
“No puedo hacer esto porque temo que algo pueda ocurrir”
Por tanto, la pregunta que debemos hacernos es la siguiente: ¿qué hay en nuestras vidas que nos restringe y está motivado por las pasiones? Cualquiera podría hacer una sencilla lista corta con al menos 4 o 5 elementos. Pero lo que no es tan sencillo, es librarse de estas cadenas. De esto trata la Escuela Cínica en esencia, y aquí es donde el NeoCinismo pretenderá expandir la perpectiva, pero desde un punto de vista más contemporáneo.